Escritura electrónica y nuevas formas de subjetividad Nicolás Nóbile
Introducción
Los medios periodísticos nacionales han realizado una intensa cobertura acerca de la World Wide Web (WWW). La Web fue tomada como un sinónimo de la Internet y se escribió exhaustivamente en torno a sus aplicaciones en la difusión de la cultura y la educación, su proyección en los negocios, las campañas de marketing y las ventas en-línea. Hubo también consideraciones de tipo moral, se evaluaron sus eventuales efectos adictivos, sus escandalosos contenidos explícitos y su promiscuidad. Algo que sorpresivamente pasaron por alto fue ese libre flujo de comunicación textual que transcurre en los chats, los MUDs, los grupos de noticias y las listas de discusión. Casi al margen de la Web y del foco de atención periodístico, estos espacios de comunicación mediante texto de la Internet son el fermento de una intensa e inquietante actividad social.
Este trabajo intentará esbozar las claves que nos permitan definir que significa existir en la red. Inicialmente lo haremos tomando como foco de atención la experiencia de la escritura y su rol en la conformación de una presencia subjetiva en los espacios de la comunicación mediada por computadoras.
Sin embargo antes de profundizar en las implicancias sociológicas que el texto digital posee en la comunicación mediante computadoras, quisiéramos hacer una breve reseña introductoria acerca de la relevancia del reemplazo de las técnicas materiales de escritura, como la pluma o la imprenta, por las tecnologías de la digitalización. Esta substitución de las moléculas de tinta y papel por los bits se anuncia al mundo con una polémica declaración: el grueso de los textos escritos ya no existen físicamente sino antes en la memoria de una computadora. El último acto de la escritura molecular en la historia bien pudo haber sido a principios de la década del '70, ocasión en la que los ingenieros de la empresa Intel trazaron manualmente los planos necesarios para diseñar la arquitectura de hardware de su primer microprocesador integrado. Esta representación escrita de cerca de 2.000 transistores y sus interconexiones fue luego miniaturizada al tamaño de un chip y mediante máquinas electro-ópticas escrita en delgadas capas de silicio. Había nacido el Intel 4004 y la escena en la que se instalaba la escritura cambiaría irremediablemente. El grado de complejidad de los microprocesadores que siguieron descartaron de antemano las previas técnicas manuales de proyección. Los ingenieros en vez de llenar infinitos tramos de papel se valieron de un programa computarizado de diseño asistido (Computer Assisted Design o CAD). El salto fue irreversible, inaugurando un circuito de retroalimentación acumulativa entre la innovación y los usos de esta innovación para a su vez generar nuevas tecnologías. Que no son simples nuevas herramientas para ser aplicadas _como los instrumentos opto-electronicos de proyección que mencionábamos anteriormente_ sino verdaderos procesos para ser desarrollados, que en contraste con las herramientas de escritura anteriores, estas pueden leer y escribir por sí solas, tal como sucedió con las generaciones de chips subsiguientes.
El texto electrónico
A continuación analizaremos algunos aspectos de índole sociológica referidos a las prácticas de producción y circulación de textos digitales, su papel en las relaciones entre los usuarios y la constitución de estos en sujetos de un nuevo espacio de sociabilidad. Previamente nos gustaría resaltar uno de los aspectos más significativos de nuestras experiencias como usuarios. Inicialmente tuvimos algunas dudas acerca del carácter verdaderamente innovador de esta batería de nuevas tecnologías. Parecía que estas nos brindaban nada más que una reactualización de viejos usos y de viejos problemas. Así el hipertexto pareció una reedición de la nota al pie o el índice analítico; la Web una forma muy agónica de hacer zapping y el correo electrónico el redescubrimiento de la antigua estilística epistolar.
Sin embargo, al dar nuestros primeros pasos en la experimentación de estos modos de comunicación mediante computadoras, dimos con dos grandes sorpresas. Una de ellas se imponía por su peso, ¿cómo puede una misma tecnología evocar el aislamiento físico a la vez que tanta interacción entre los usuarios? El sometimiento voluntario a largas horas de desvelo, los malestares musculares que se manifiestan por estar tanto tiempo sentado, el ardor en los ojos y el cansancio en la vista que impone el monitor, se explican en parte por lo sumamente estimulante de la experiencia. La ausencia de una presencia física entre usuarios interconectados demanda la puesta en práctica de nuevos recursos de lenguaje y códigos bien precisos. Esto ha llevado a una significativa reacomodación de la relación del usuario con el uso de la técnica de la escritura de forma tal que estos modos de interacción mediante texto electrónico cobran una distancia significativa con respecto a las experiencias de escribir más tradicionales o pre-digitales. Es precisamente en este punto en donde se nos revela la ironía de un segundo aspecto sorpresivo: la red nos brinda una experiencia de la escritura que reactualiza una dinámica de comunicación semejante a las prácticas de la tradición oral. Sin embargo cabe preguntarse si estos textos son meras proyecciones de una subjetividad corporal detrás de la pantalla, o si es que estamos ante la conformación de un nuevo sujeto que mediante la escritura se habrá de constituir en los espacios de sociabilidad de la comunicación mediada por computadoras. Un primer indicador de esto será el siguiente: ¿cuáles son las continuidades y cuales las rupturas que definen a la escritura electrónica?
La filosofía clásica y los usos de la escritura
Este fenómeno de "textualidad electrónica" admite un interesante contrapunto con algunas reflexiones de la filosofía clásica acerca de los usos y los efectos de la escritura. No intentaremos establecer una simple analogía con ellos sino más bien reconocer aquellas diferencias y similitudes que nos permitan caracterizar mejor esta relación entre el texto escrito y la formación de una subjetividad particular a los fenómenos de sociabilidad en la red. En la reflexión de algunos autores clásicos como Platón y los estoicos romanos como Marco Aurelio y Lucilo, se encuentran enunciadas ciertas prácticas que utilizaron a la escritura como recurso operativo fundamental para sus doctrinas. Veremos hasta qué punto su trayectoria se vincula con nuestra problemática.
La escritura siempre suscitó una inquietud y su reflexión una turbulencia. El caso de la obra literaria de Platón se haya en gran medida marcada por el inminente colapso de la democracia ateniense. En la polis el ejercicio de la política estuvo estrechamente vinculado a la emisión de discursos en la plaza pública o ágora. La dialéctica fue la técnica de construcción de los sonidos y silencios que posibilitaran la palabra vencedora en las discusiones de los asuntos de la ciudad. Cuando por razones que no destacaré aquí, este modelo entra en crisis y cuando el discurso de poder es arrancado del ágora entonces la dialéctica es recreada por escrito.
El Fedro, circa siglo IV AC, es un texto que se encuentra precisamente en esta coyuntura. En él, Platón intentará en primera medida enunciar los parámetros necesarios para determinar si un discurso en particular, oral o escrito, brinda la posibilidad de acceder a la Verdad. Secundariamente, (pero no por ello menos pertinente), el filósofo manifiesta una de las primeras reflexiones políticas acerca de la escritura y su relación con la palabra oral. El Fedro es también coincidente con la introducción de una tecnología que resultó tan disruptiva como la introducción de la computadora personal en los hogares de hoy en día: un pequeño anotador para uso personal y/o administrativo denominado hypomnemata, utilizado también para la preparación preliminar por escrito de los discursos orales. Platón claramente alude a este pequeño recurso en un pasaje de el Fedro que mencionaremos a continuación.
El dialogo relata el encuentro de Sócrates con el joven Fedro y es el único que transcurre fuera de las murallas de la ciudad. Lo que se inicia como una inocente conversación entre maestro y discípulo culmina en una compleja elaboración teórica que instala a la Verdad en el lugar central de una conjura que desplaza a los oradores fuera del campo de discusión política. La advertencia de Sócrates al joven discípulo es que las dotes persuasivas de un discurso no son necesariamente resultado de una verosimilitud que proceda de la Verdad. Sócrates desplaza el carácter operativo de lo que el discurso hace hacia una problematización de lo que el discurso dice. Si la retórica es el arte de seducir las almas por medio de las palabras es porque en la plaza pública la palabra tiene un referente de materia aún demasiado vivo, es mezcla de cuerpo y alma, por lo tanto sujeta al encantamiento, la persuasión (peithó) y el engaño. La palabra es comparada a un remedio (farmacón) o medicamento y el orador experimentado es aquel que ha sabido reconocer la naturaleza del alma del receptor para así poder diseñar el fármaco más adecuado. El tono de Platón bajo la máscara literaria de Sócrates es de abierta denuncia hacia aquellos que aplican este arte a lo que personalmente más les conviene. Es aquí precisamente donde nos es dado a conocer el punto preciso de aplicación de su Teoría de las Ideas: será la Verdad o la suprema Idea de Justicia la que evaluará lo que es justo, y no una multitud seducida por un artificio oral. Podríamos adelantarnos al desenlace y suponer que la escritura será indudablemente la técnica que mejor evite la influencia distorsiva de la persuasión ya que esta posibilita distanciar al cuerpo de las instancias físicas de la argumentación. Para Platón este sano distanciamiento no basta y la escritura debe evaluarse con dureza, en un pasaje que adelanta ciertos planteos freudianos, así como los dilemas más actuales del copyright, el filósofo acude a un mito egipcio que daría cuenta del origen de la escritura. Según este, la invención fue de Theuth e inmediatamente ofrecida como regalo a su padre el faraón Thamus como un remedio o farmacón para ayudar a la memoria. Al recibir los regalos el rey se percata de las ambiciones de poder de su hijo. En primer lugar porque los hombres por culpa de su confianza en la escritura "serán traídos al recuerdo desde afuera" por caracteres ajenos a ellos y no desde dentro por su propio esfuerzo. Por lo tanto será menos un remedio para la memoria que un artificio para suscitar el recuerdo. En segundo lugar, la medida de su peligrosidad se revela como una herramienta conspirativa contra el mandato sonoro. Si la escritura reproduce la voz sonora autorizada por el cuerpo sin la presencia necesaria de este, entonces cualquiera podrá reproducir la voz del rey.
El planteo platónico es esencialmente político, el texto escrito es una copia del discurso oral pero también la medida de su traición. El problema radicará entonces en probar la legitimidad de esta copia: "¿es este texto escrito reproducción fiel del mandato de su autor? ¿pertenecen verdaderamente estas palabras a quien afirma haberlas escrito?" Otro inconveniente será que lo escrito es incapaz de darse asistencia a si mismo, se puede creer que los escritos estén animados por el pensamiento, pero si alguien les dirige la palabra para aclarar su significado, estos seguirán expresando siempre la misma cosa. Estos son signos sin aliento que circulan sin control alguno, que además necesitarán de auxilio cuando sean maltratados. La solución platónica es parcial y esta referida tanto a los textos hablados como a los escritos: el texto verdadero será solamente aquel que contenga una "reminiscencia", un rastro mnémico de la Idea. En los términos del mito anterior, esto es referirse a la garantía de autenticidad avalada por el padre: … doy fe que esta es efectivamente copia fiel de mis palabras, con sello y rúbrica.
En síntesis, la verdad como cualidad de un discurso estará definida por el grado de semejanza a la Idea, siendo esta la fuente de un mecanismo que juzga, selecciona y elige el discurso más adecuado. Cuando Platón escribe, la técnica de la escritura aparecía aún íntimamente ligada a la retórica bajo la forma de textos de preparación previa a una disertación oral. En el Fedro hay una voluntad de redefinir la circulación de la palabra escrita, provocando un desplazamiento tanto en las condiciones de su aceptación, como en la investidura institucional de quien los produce y los criterios de validez que las justifican. La relación entre el autor y el comentario (o bien lo dicho y la cita), presenta una clara simetría con la relación entre los conceptos de Idea y Copia desarrollados en su Teoría de las Ideas. A propósito de introducir un mecanismo de control en la proliferación de discursos de poder en el interior de la polis, Platón es el primero en claramente enunciar uno de los mecanismos de poder de la escritura que aún siguen vigentes hasta nuestros días y que gravita principalmente en torno de la figura del Autor.
La era de la máquina de la imprenta provoca la difusión incontenible de los discursos escritos, la prueba histórica está en el Cisma religioso del siglo XVII y luego en la divulgación de ideas durante el período del Iluminismo. Pero con ella viene también acoplada toda una ingeniería institucional y comercial de editores, comercializadores y un mercado de lectores que funciona como una instancia altamente constrictiva del texto en cuanto a sus condiciones de producción, circulación y consumo. Veremos como la escritura electrónica, tal como aparece en la comunicación mediada por computadoras, ha transgredido algunas de estas pautas. Cuando un texto resulta digitalizado, ya sea retipeado manualmente o bien mediante una tecnología de escaneo, luego con un sistema de computación básico, un texto cualquiera es factible de ser ilimitadamente reproducido y manipulado en un ilimitado número de copias gemelas a un costo cercano a cero. La divulgación puede ser efectuada vía cualquier equipo conectado a la red, ya sea por correo electrónico, FTP o WWW, escapando así a muchas de las prácticas de control o censura que se puedan ejercer. Veremos a continuación cómo las normativas y restricciones que ciertas formas de escritura electrónica suelen eludir no son solo de tipo externo.
Escribiendo en la red
Tanto en las listas de discusión por correo electrónico, en los chats y en la WWW en general, pareciera que los usuarios han de alguna forma recuperado aquel territorio "perdido" de la palabra oral. Es este el plano espontáneo de la discusión imaginativa y abierta. Recreando una valoración de la escritura en su forma pre-platónica centrada en lo que el discurso "hace" y no tanto en lo que este "dice". Al usuario miembro de una lista o activo partícipe de un chat no le interesa tanto lo que define a un discurso como verdadero sino aquello que su presencia en palabras escritas verdaderamente provoca. Entonces el acto de escribir comienza a jugar con el efecto de sorpresa adoptando unas veces una función intensamente imaginativa y experimental. Habíamos dicho en la introducción que en el nivel más elemental y básico, en cuanto a la sofisticación del la tecnología que involucra, la Red permite un libre flujo de comunicación textual. Tal es el caso de listas de correo, los grupos de noticias, los chat y los MUDs. Paradójicamente es en este nivel en donde los lazos comunitarios parecen ser más fuertes. En la Red hay innumerables tipos de comunidades, reunidos por intereses comunes que van desde la programación a la dieta orgánica, desde la filosofía política al correcto cuidado de las mascotas. Las aplicaciones en las que se dan estas actividades se distinguen entre sincrónicas o de tiempo real, caso los chat y los MUDs y las asincrónicas o de tiempo diferido, caso el correo electrónico o los grupos de noticias de la Usenet. Entre las que funcionan en tiempo diferido debemos destacar al correo electrónico y los grupos de noticias. A continuación caracterizaré los usos y propiedades generales de cada una de estas otorgando especial interés a las listas de discusión por correo electrónico. Estas últimas han sido las primeras y posiblemente estén jugando el papel de medios de pasaje entre una cultura de escritura molecular y otra de producción de textos digitales, aún en una fase sumamente experimental.
El IRC (Internet Relay Chat) o simplemente chats, son aplicaciones que permiten un dialogo textual en tiempo real con otro usuarios. Estos deberán estar en uno de los numerosos canales de encuentro que ofrezca el servidor al que están conectados. El nombre del canal dará al usuario una idea aproximada de los temas que se estén tratando. Los chat permiten la identificación de cada usuario con un sobrenombre limitado a nueve caracteres, promoviendo el anonimato como medio para la creatividad y la desinhibición. Los mensajes enviados pueden ser de dos formas: para la lectura de todos los usuarios participantes o bien dirigidos hacia alguno en particular mediante el comando /msg [nombre del usuario]. Hay aplicaciones que también incluyen la transferencia de archivos de audio y video.
Los MUDs, Multi-User Dungeons, Multi-User Dimensions o Multi-User Domains, surgieron en la segunda mitad de la década del '80 como juegos de rol accionados por programas muy similares a los chats. Estos operan con una interfaz que es enteramente textual y permiten la múltiple participación de usuarios en sistemas en red. Los comandos se tipean y toda la respuesta es desplegada como texto en el monitor, el participante es así provisto de una información textual que lo describe en un espacio artificialmente construido y que a su vez incluye a todos los participantes conectados al programa. En estos sistemas los usuarios pueden interactuar entre si y con el entorno virtual que el MUD en particular les provea. La más llamativo de estos MUDs es que los usuarios crean el personaje con el que se presentarán ante los demás, desde la descripción de su apariencia física y la vestimenta, hasta el lenguaje gestual e incluso su sexo. Dentro de los MUDs existen jerarquías de poder bien definidas, comenzando por el administrador del programa (God), y los jugadores avanzados (Wizards) que a lo largo de probar su destreza en el juego han ganado el derecho a ciertas ventajas.
Los grupos de noticias o newsgroups, son básicamente un espacio abierto y libre para cualquiera que quiera publicar un mensaje. Este espacio esta organizado como en directorios de un disco rígido de una computadora. Grandes categorías generales subdivididas en categorías más especificas que a su vez se subdividen en categorías más específicas aún. Por ejemplo: en rec.autos.antique, rec. corresponde a recreación y recogerá mensajes de interesados en automóviles antiguos tal como lo indica la subcategoría antique. Hay una gama muy grande de temas e intereses abordados en estos grupos, sin embargo no poseen el carácter fuertemente comunitario que a veces se da en las listas de correo.
En líneas muy generales, una lista de correo es la forma en que un grupo de personas puede sostener discusiones e intercambiar opiniones acerca de aquellos intereses que sus miembros tengan en común. Recreando un espacio de encuentro social en donde se debatiría en voz alta y a la vez invitando a los oyentes a la libre participación. Esto se realiza simplemente asegurando que cada mensaje sea distribuido a cada uno de los miembros de la lista. Dicho así parecería una reedición del ágora ateniense o el café latino, salvo por un detalle fundamental: estos encuentros se realizan en tiempo diferido. Se escribe fuera-de-línea y luego se establecerá la conexión en-línea para enviar y recibir mensajes. Esta particularidad le confiere al medio una tensión de carácter agónico, similar a las relaciones epistolares de antaño, sin perjuicio de un marcado brío y cierta espontaneidad. Hoy día hay varios programas que han automatizado esta distribución y hasta ciertos aspectos de su administración, esto resulta sumamente útil sobre todo cuando la cantidad de miembros asciende a varios cientos. Una vez instalados en un servidor, los programas de administración, tipo el Listserv, el Majordomo o el Listproc procesan todos los pedidos de subscripción y desubscripción a la vez que reciben y reenvían todos los mensajes que los miembros envían a la lista. Veamos este funcionamiento en más detalle.
Suscribir a una lista es relativamente fácil, para formar parte de SOCIALHUM por ejemplo, una lista que ofrece el servidor de la Universidad de Buenos Aires, es necesario enviar un mensaje a la siguiente dirección:
majordomo@ccc.uba.ar
Siendo majordomo el programa de administración y ccc.uba.ar de el servidor.
Ahora bien, dicho mensaje deberá leer:
subscribe socialhum
Siendo subscribe el comando de subscripción y socialhum el nombre de la lista.
A los pocos minutos se recibirán dos mensajes, uno confirmando que el comando "subscribe" fue efectivamente ejecutado, y otro resultante mismo del comando anterior, anunciando la bienvenida a la lista, enunciando el propósito de esta, su perfil general, que temas tratará, sitios en la Web que le son conexos, localización de los archivos, etc. Este expondrá una enumeración de las reglas internas de participación, como ser que no se toleraran flames o lenguaje lesivo a otros miembros. Tampoco la publicación de archivos binarios adjuntos (caso imágenes digitalizadas con extensión .gif, .jpeg) o bien temas que se alejen mucho del núcleo temático de la lista. En este segundo mensaje también se establecerá la diferencia entre la dirección de la lista, socialhum@ccc.uba.ar y aquella del servidor, majordomo@ccc.uba.ar. Todo mensaje enviado al primero será publicado o reenviado a todos los miembros de la lista. La segunda dirección es aquella para enviar los comandos tal como hicimos con subscribe, existen otros comandos: unsubscribe, para abandonar la lista; help, para solicitar un listado de los comandos disponibles; list, para recibir un listado de todas las listas que funcionan en el servidor; index (o review con listserv), para saber de los archivos de mensajes pasados que pudiesen estar disponibles en el servidor; get [nombre de la lista] [nombre de archivo] , para bajar un archivo específico; who [nombre de la lista], quienes participan de la lista, etc. Más allá de algunas diferencias menores, los comandos de los diversos programas de administración de correo son bastante semejantes.
Las listas pueden poseer un administrador humano, cuya función es moderadora. En estas listas moderadas y generalmente de poco tráfico, el administrador revisa y aprueba los mensajes antes de su publicación, por ello tienden a mantener discusiones formales y en general los temas tratados no se salen mucho del objetivo de la lista. Otras son semi-moderadas y no siempre existe un control tan riguroso, los administradores solo intervienen en aquellos casos extremos en los que peligren los intereses de la comunidad de escribientes, como ser:
Hacking agresivo como ser la destrucción de los archivos de la lista.
Flames, ya sean por intolerancia racial, sexual o ideológica.
Reiterada obstrucción de las discusiones mediante intrusiones o acuerdos previos con otros miembros.
El spam o publicación de enormes cantidades de material irrelevante no directamente relacionado con la temática de la lista, archivos binarios o mensajes con intenciones comerciales.
Para este tipo de situaciones el programa de administración Listserv ofrece ciertos mecanismos de filtro que pueden resultar para estos casos bastante efectivos. Si esto falla, el administrador se reserva el poder de desubscribir (echar) a los causantes. Es importante comprender el delicado equilibrio que anima a estas listas, ya que los subscriptores participan por propia voluntad y combatirán vigorosamente tanto a una intrusión de tipo empresarial como cualquier comportamiento que juzguen despótico e intolerable de parte del mismo administrador. En última instancia para salirse de una lista que resulte intolerable basta con solo tipear el comando unsubcribe y desaparecer de ella. Los resultados de la no-moderación han muchas veces culminado en fracaso, en los términos de una lista o un grupo de noticias, esto es no mantener un grupo estable de miembros proclives a sostener una discusión acerca de los temas designados. Esta relación de equilibrio necesaria a toda lista aparece fortalecida por una etiqueta. Esta se presenta como un conjunto de reglas más o menos fijas y estables, que los miembros aceptan y establecen como marco de regulación interno a su funcionamiento. Como vimos anteriormente, algunas de las reglas de esta etiqueta se explicitan en ese primer intercambio ritual de comandos y mensajes con el programa de distribución. Son reglas simples y del sentido común que podrían sintetizarse en torno a tres prerrogativas: favorecer la discusión relevante a la temática de la lista, respetar al interlocutor y defender el ancho de banda.
En el paulatino discurrir de los mensajes se evidenciará que ocurren ciertas regularidades que no respetan las convenciones formales con las que normalmente se presentan los textos. Algunas son forzadas y determinadas por las limitaciones del código ASCII de caracteres. En las listas en español se deben obviar los acentos, las letras "ñ", los signos de pregunta "¿" o de exclamación "¡". Una palabra entre asteríscos se debe leer como resaltada, el uso de mayúsculas será levantar el tono de la voz en un simulacro de volumen acústico o de entonación.
Hay modalidades que provienen de otros espacios de encuentro textual. Es bastante posible que ciertos rasgos estilísticos del texto electrónico de las listas haya sido permeable a las normativas establecidas o generadas en los espacios de textual sincrónica como los MUD o los chat. Es el caso de los pequeños iconos construidos mediante variables alfanuméricas, signos de puntuación y paréntesis llamados emoticons o smileys. Estos dibujan pequeñas caras en el texto cuyas expresiones faciales nos indican emociones, estados de ánimo, reacciones y sensaciones físicas. Por ejemplo:
:-) una cara sonriente
;-) guiñando el ojo
:-( cara triste
:-(*) a punto de vomitar, profundo desagrado
8-) alguien con anteojos
:-P sacando la lengua
>:-o alguien gritando de miedo, con los pelos de punta
:-& con los labios sellados
*!#*!&:-) un esquizo!
Por simples o infantiles que parezcan, estos iconos emotivos denotan un aspecto muy importante. En las listas de correo electrónico no existen referentes externos, no hay nada que oír, nada que ver o tocar, todo lo que hay son palabras que deben servir tanto para definir como para representar un espacio de encuentros simulado. El lenguaje es el vehículo de la comunicación tanto como su contexto. En las listas de discusión estamos ante poblaciones que no son fáciles de definir y que siquiera establecen jerarquías muy definidas, salvo el rol administrador en las listas moderadas. En "Masa y Poder", Elías Canetti realiza una caracterización de las poblaciones del tipo manada, estas tienen jerarquías proteicas y altamente volátiles. El jefe de la manada actúa por acciones sucesivas pero debe reiniciar de cero en cada acción. No consolida y capitaliza lo adquirido. Algo semejante sucede entre los miembros de una lista, en un principio solo existe el programa Listserv de distribución y el progreso subsiguiente es a partir de este llano o grado cero hacia un devenir progresivo de una serie de actos lingüísticos que deben reiniciarse cada vez que los miembros de la lista se lanzan en una nueva trama de discusión.
En cuanto a la composición real de estas poblaciones, es difícil establecer diferencias de genero, raza y clase entre los participantes. Hay un enceguecimiento al respecto de estos factores debido a la naturaleza virtual de los encuentros. Los participantes podrían encubrirse tras la simulación de su sexo, sus giros lingüísticos, el tono de sus aseveraciones, etc. El usuario puede seducir como hombre, mujer o puede manifestar un apetito por ambos. Por otro lado tenemos un hecho terminante: aquellos que participan de estas listas tienen acceso a Internet provienen de las regiones más industrializados del planeta, conocimiento del inglés, son empleados en alguna organización, con algún interés en la computación, trabaján o estudián en alguna institución educativa, aquellos que se ajusten a esta descripción serán en su mayoría blancos, de clase media alta y, al menos hasta principios de la década de los '90, en su mayoría hombres. En el caso de los MUDs los programas de acceso piden a alguna definición sexual: Hombre, Mujer o Neutro. Son muy pocos aquellos pidan solo uno u otro, las elecciones son amplias: Varón , Mujer, Hermafrodita, neutro, o incluso otros indeterminados derivados de la nómina de la ciencia ficción. La barrera del genero es transgredida y rebasada, algunos Muds poseen comandos que permitirían al usuario metamorfosearse, mutar en otras formas y otros géneros. En las listas de discusión la cuestión del genero no aparece como exclusivamente relevante. Un intercambio inicial en una lista de correo puede derivar en una serie de intercambios personales, luego un encuentro en tiempo real en un chat, intercambio de archivos binarios, quizás algo de sexo en-línea, hasta posiblemente culminar en un encuentro corporal. El tema del género en la red es el de las exteriorizaciones teatrales, sin embargo estamos ante un proceso erosivo de las identidades sexuales que parecerían fijar a los hombres y mujeres de estas sociedad. Vivir y escribir en una lista (o cualquier otro medio electrónico) encierra un aspecto profundamente teatral ya que supone la medida de exuberancia necesaria para construir una persona, en latín per sonae, "desde donde proviene el sonido". La etimología alude a la potencia declamatoria de un individuo en tanto fenómeno acústico, tal como en las antiguas máscaras del teatro. Estas poseían una forma cónica en torno al orificio de la boca destinados a amplificar, junto con el volumen de la voz, aquellos atributos que surgían a partir de los elementos internos del actor. Participar activamente en una lista es presentar una persona, junto con toda la carga de ficción que ello suponga.
Las tramas de discusión (threads) son el corazón palpitante de una lista. Sin ellas es poco lo que una lista pueda aportar. El publicar asiduamente, responder a mensajes y que luego a su vez estos mensajes resulten respondidos, se realiza mediante un mecanismo de citas bastante flexible e irrestricto. Usualmente el fragmento de texto citado está precedido por el símbolo ">" y hasta es muy común que se escriba entre líneas del fragmento escogido. El comando responder (reply) del programa de correo electrónico, posibilita editar el texto elegido con técnicas que no son diferentes a cualquier procesador de texto: ubicar el cursor donde se desee luego insertar o bien cortar & pegar. El resultado final muchas veces genera una experiencia de texto envolvente en la cual los fragmentos de los mensajes anteriores son incorporados al texto propio tras un ligero deslizamiento o bien un cambio radical de sentido. Los fragmentos de diferentes mensajes se entretejen en un discurso sin autor, producto de todos los que intervinieron. Basta con revisar los archivos de una lista activa para reconocer un flujo textual particular a esa comunidad de escribientes; como una novela epistolar.
Estos fenómenos de "flujo constructivo", tan típicos de las listas y los chats, están libres de los mecanismos regulatorios que caracterizaron al texto desde Platón en adelante, como la estructura despótica del Autor y el Comentario por ejemplo. Esta mantenía al texto dentro de un régimen de citas y comentarios de obligada referencia al Autor y el Texto Original. Así la explosión de comentarios y comentarios de esos comentarios recubrían al Texto como las capas de una cebolla. En esta tradición se encuentra la exégesis, el ensayo, el paper, la monografía, etc. En el marco de esta liberación, sería un poco pueril admitir que la proliferación a veces anárquica y descontrolada de textos en las listas se deba solamente al imperio de nuevas gramáticas más benignas, que la someterían a relaciones de fuerza distintas y en apariencia un tanto más laxas. Son también otros los procesos que la animan, ¿qué tipo de relación establecen los usuarios con estos textos y qué relación establecen consigo mismos a partir de estos?
Escritores y subjetividades tenues
Deberíamos recordar aquel pequeño artículo de importante impacto en la Antigüedad que mencionamos anteriormente, el hypomnemata. Esta pequeña libreta de apuntes facilitaba una administración de las cosas cotidianas. Posibilitaba además un registro de los pensamientos y ocurrencias, con anotaciones acerca de pasadas impresiones e incluso recomendaciones acerca del proceder futuro. Era un elemento que reforzaba la relación del usuario consigo mismo, ya que mediante estas libretas se efectuaba parte de la tarea de administración y gobierno de la propia persona. El hypomnemata facilitaba una recolección de fragmentos de textos ya sean propios, oídos o enseñanzas que pudieran luego ser utilizados para reforzar y mejorar una relación de pleno autodominio de sí. Esta cultura ética pre-cristiana, que se continuó hasta las doctrinas estoicas romanas, promovía una visión estética de autoconstrucción de la propia persona en los términos de una obra de arte, su puesta en práctica supuso el uso intensivo de la escritura. Tal fue el caso de los escritos del emperador Marco Aurelio, Plinio o la correspondencia entre Séneca y Lucilo cuyos intercambios epistolares fueron el vehículo de una inquietud compartida acerca de las agitaciones y las perturbaciones que les afectaron. En todos ellos, el texto jugaba no como el testimonio de una vida virtuosa, sino como un recurso operativo que mediaría en el desarrollo de una adecuada relación consigo mismos.
Habría que considerar hasta que punto una experiencia histórica tan particular como esta puede brindarnos los elementos para abordar uno de los aspectos más impredecibles de nuestra vida social en la red: ¿Como será la modulación de sí mismos que los usuarios puedan hacer para definir los estilos de subjetivación más convenientes? ¿Qué principios de "regulación interna" desarrollarán en relación al margen de libertad que la red aún ofrece? ¿Cuál es el acompañamiento que la escritura haría en este proceso?
Una primera experiencia de intertextualidad electrónica puede fácilmente culminar en desilusión. Estaremos ante una gran cantidad de ruido (noise), una plétora de palabras inútiles, bits de más o de menos, variaciones azarosas y señales espurias. Envíos de pesados archivos binarios que bloquean nuestra casilla de correo electrónico. Al ingresar a nuestra primera lista, toleraremos alguna injuria (flame) o quizás el silencio absoluto de todos los co-listeros. O bien todo lo contrario, cumpliremos con la etiqueta de la forzada ascésis del ancho de banda, entablaremos amistades, contrincantes formidables, alguna sensibilidad, acaso alguna mente brillante. Pero por sobre todo: escribiremos. Este es el rasgo experimental que más posibilidades ofrece al usuario en su práctica de comunicación mediada por computadoras, ya que escribir también supone una intensificación de la relación con uno mismo por la cual uno se (re)constituye como sujeto de sus actos. Esta subjetividad electrónica involucra simultáneamente la presencia a la vez que la ausencia del usuario, que es virtual pero solamente en la red ya que posee un cuerpo orgánico en otra parte. Esto afectaría esa instancia de compromiso con la escritura al que tarde o temprano se deberá enfrentar todo usuario. Tomemos el caso particular de las listas de discusión por correo electrónico, si el que se suscribe a una lista no escribe, entonces no tendrá una presencia, ni tampoco dará cuenta de su existencia ante los demás. Escribir en la Red es el equivalente a existir, el cuerpo del usuario se aloja en el acto mismo de la escritura en una practica que incorpora un cuerpo proyectado al plano de la textualidad. Pero esto no termina aquí, existe un fenómeno que incluso nos obligaría a llevar el plano de la presencia subjetiva del usuario en la Red a otro nivel. Ejemplificaremos esto mediante un fenómeno perteneciente a las listas de discusión.
Si nos suscribimos a una lista y no decimos nada somos unos "merodeadores" (lurkers), no tenemos presencia y por lo tanto tampoco existimos en la lista para los demás. Esto vale hasta el instante en que publicamos algo con un cierto contenido ostensible a la vez que damos prueba de nuestra existencia. Cuando cesamos de publicar, ya no estamos allí. Como dije anteriormente, en la Red escribir es el equivalente de existir para los demás y el silencio es invariablemente una ausencia.
En el marco de este paradójico régimen de presencia/ausencia, el caso del merodeador no resulta menos inquietante, un lector pasivo y silencioso que imagina y construye una vida en soledad frente al monitor. En un cuarto de habitación que no podemos describir, este lector estará activamente creando un contexto para toda esa catarata de palabras provenientes de las listas que frecuenta. Este modo de ser de los usuarios es de una subjetividad que llamaremos "tenue". Tomemos el caso del navegante de la Web, un merodeador que se desliza por la superficie lisa de la Red, pasando las fronteras de los sitios en la Web y recogiendo inadvertidamente en su disco rígido las pequeñas inscripciones de identificación o cookies que los servidores le vayan depositando. Este modo de ser lleva bien incorporados los efectos de la autovigilancia, sabe que a cada escritura agrega a una base de datos. Para evitar la sorpresa de un catálogo de compras adecuadamente ajustado al perfil electrónico que se haya podido construir a partir de sus previas transacciones, el merodeador borrará concienzudamente todo rastro. El merodeador deseará devenir imperceptible como una voluta de humo en el viento, "reducirse a una línea abstracta", pero por ello no estará menos sujeto a la dinámica de intercambio de datos de la red.
Los protocolos y el proceso de subjetivación
La red es una tecnología que brinda inéditas posibilidades de experimentación subjetiva. Resulta sumamente difícil llevar ciertos aspectos de la red a un plano teórico satisfactorio, sin embargo a efectos de completar algunas de las especulaciones presentes en esta exposición sería necesario determinar cuales son los factores que posibilitan una presencia subjetiva en la Red. La figura del merodeador o lurker ya nos ha apercibido de las dificultades de definir una subjetividad electrónica solamente a través de su aparición bajo la forma de un texto escrito y luego reconstruido con la lectura de los demás. ¿Es entonces posible pensar en un plano en donde la subjetividad se constituya sin la mirada del Otro? Para ello habría que enfocar nuestra atención en aquellos factores que nos permitirían una presencia en la red más allá de su índole activa o pasiva. Estos factores son tres: de dirección (address); de protocolo (protocol) y de reconocimiento (recognition).
El primero involucra la dirección del participante y aquella de la aplicación (ya sea lista de correo electrónico, chats, grupos de noticias, etc.) que deban ser negociadas exitosamente con el software. Uno de los requerimientos básicos de la comunicación mediada por computadoras es establecer los medios para identificar cada computadora en particular, para así asegurar que la transmisión pueda ser establecida desde un nodo a cualquier otro nodo. Esta identificación se realiza mediante la asignación de una dirección IP que identifica al host o computadora a la que se desee acceder, esta es un característica primaria de la Red.
El segundo factor será el protocolo aquella estructura que yace "por debajo" de casi toda la red que es el protocolo TCP/IP (Transfer control protocol/Internet protocol). Estos tienen la particularidad de operar independientemente de toda plataforma de hardware o sistema operativo en particular. Aseguran que toda transmisión de datos enviada desde una fuente efectivamente llegue a su destino, estos datos son enviados por el IP en paquetes divididos conocidos como datagrams. El TCP es el que establece una conexión preliminar con el sistema de destino de forma tal que esté adecuadamente preparado para la recepción de los paquetes IP. Verificará además la correcta recepción de cada uno de estos segmentos a la vez que informa al sistema de origen.
El tercer factor es de reconocimiento e implica dos cosas:
a. Que el proceso de admisión (login) efectivamente suceda y que las dos máquinas negocien entre ellas un reconocimiento mutuo. Como vimos esto es asegurado por el TCP.
b. Que el usuario cree un espacio para sí mismo en la ecuación de inscripción = existencia.
Este es un proceso de activación subjetiva, en el que el fenómeno de reconocimiento no es por obra de una alteridad humana, tal como aparece en la reflexión freudiana, por dar un ejemplo. Estamos en vez ante un reconocimiento de una alteridad digital y una subjetividad electrónica que se constituye con la máquina y también en ella. En los términos de los tres factores anteriormente descriptos, el factor de dirección reemplaza al alter en la mutua identificación y reconocimiento.
A modo de ejemplo resultaría necesario comentar la experiencia de los bots, un pequeño recurso de programación que funciona en algunos MUDs. Son pequeños programas que en el entorno de los MUDs destinados a ofrecer ayudas, directivas, pequeñas alertas sobre tal o cual cosa que los administradores y constructores del universo virtual (Gods) pondrían a disposición de los usuarios. Pues bien, recordemos que en los MUDs se utiliza solamente el texto para simular una realidad tridimensional y el software que produce el texto en el que se manifiesta el bot podría parecer tan real como una persona, de hecho un usuario podría construir una presencia que pudiese parecer un bot, pasando por desapercibido para los demás, en un juego de placer voyeurístico. Supongamos que una lista de discusión hiciésemos una serie de ajustes en el programa que realiza la distribución de los mensajes y administra las subscripciones, de forma tal que consienta el funcionamiento de un segundo programa del tipo que anima a los bots. Que este opere mirando las secuencias de caracteres de los mensajes que se reciban en la lista y que luego los contraste con un listado de inputs y outputs posibles, de forma tal que ante un input determinado le sea seguido un output al azar de secuencias no repetitivas. Así ante una cierta combinatoria de palabras de algunos de los miembros de la lista, el programa se ejecutaría para contestar a tal o cual mensaje e intervenir como un subscriptor más.
El reconocimiento del Otro, que en la comunicación mediada por computadoras no necesariamente es siempre un usuario humano sino quizás una máquina, involucra a su vez dos aspectos contractuales:
Como vimos anteriormente, uno se refiere al protocolo TCP/IP cuya estricta formalidad y restricciones preestablecidas permiten que se cumpla con el ruteo y se totalice la transferencia de los datos entre cualquiera sean las máquinas intervinientes. Es esta transferencia entre las direcciones pertinentes la que rendirá al usuario sujeto a una trama digital como una rémora en la piel lisa de otro pez. A la vez le brindará la posibilidad de iniciar una inscripción activa en la superficie de la Red, desarrollar una presencia o bien ensayar una personificación. Esta será en los términos tenues e imperceptibles del lurker o bien en los de una práctica escrita y por lo tanto abierta a la intervención de los demás.
Conclusiones
En este breve trabajo hemos intentado esbozar algunas de las claves que nos permitan definir que significa existir en la Red. Inicialmente lo hemos hecho tomando como foco de atención la experiencia de la escritura y su rol en la conformación de una presencia subjetiva en los espacios de la comunicación mediada por computadoras. Identificamos dichos espacios según las aplicaciones que involucran. Nos detuvimos particularmente en las listas de discusión mediante correo electrónico debido a que cronológicamente han sido las primeras en constituir espacios de sociabilidad y porque además aún conservan reminiscencias muy fuertes de aquellas formas de escritura pre-electrónica o "molecular".
La ecuación "yo escribo ergo existo para los demás" no solamente arrastra una sencilla pretensión literaria. Los que escriben están construyendo un "cuerpo textual" y a la vez un contexto que permite al otro recrear esa presencia incorpórea a partir de un cuerpo formado por el lenguaje. Es cierto que en estos casos también se manifiesta un sentido de añoranza por un cuerpo físico ausente que los usuarios intentarán reconstituir en las líneas escritas de los mensajes. A veces no sin cierta violencia, los usuarios podrán deslizarse entre ellos y citarlos o editarlos, para tejer y destejer una trama escrita a la cual sería muy difícil asignarle un autor original. Estos encuentros mediante un flujo de textualidad que recrea la palabra oral y los constituye como sujetos, parecen acercar a la escritura a una de sus modalidades pretéritas. Esta parece adoptar un rol muy importante en el desarrollo de la relación de los usuarios consigo mismos, compatible con la experiencia de la ensayística entendida como una forma de ascésis o un ejercicio de sí en la escritura. Para enunciar esto nos resulto ineludible el establecer algún tipo de contrapunto con los clásicos, tomando en consideración la irrupción histórica de los hypomnemata como una innovación equiparable a las PC en los hogares de algunas capas de las poblaciónes contemporáneas.
Definir una subjetividad electrónica tan ligada a la práctica de la escritura era en este punto entenderla como un proceso que podríamos llamar de "inscripción". Según el cual al escribir y ser reconocido por el otro, el usuario provocaría la apertura de un espacio que puede reclamar como propio. Sin embargo al tratar el tema del lurker, el planteo anterior en el cual el proceso de subjetivación gravitaba en torno a la escritura, resultó insuficiente. Era necesario dirigir la mirada hacia el plano más elemental de la red, aquel que hace posible el intercambio de los paquetes de datos entre las máquinas intervinientes. Fue posible trazar un paralelo entre la existencia de normativas o netiquette en las listas de discusión y los estrictos protocolos TCP/IP de intercambio de datos que animan la Red. Ambas normativas describen lo que siguiendo una metáfora cartográfica podríamos denominar dos latitudes cuyo estudio posibilitaría el análisis de la constitución de las subjetividades electrónicas en la Red.
Para fortalecer aún más esta idea, habría que introducir una tercer coordenada que podríamos llamar de longitud. Esta designa una relación de intercambio comercial estipulado mediante un contrato, según el cual se le pagará a una compañía que brinde el servicio de conexión a Internet (Internet Service Provider o ISP) una determinada cantidad de dinero por minuto de conexión, tarifa plana, etc. Lógicamente, a esto se le sumará un arreglo similar con la compañía telefónica. Resulta importante comprender que sin que los requisitos de esta forma contractual se consumen, los procesos de subjetivación descriptos anteriormente dificilmente puedan llevarse a cabo. Las diversas latitudes de la subjetividades electrónicas se encuentran indefectiblemente atravezadas por las longitudes que definen los tiempos de la conexión, la frecuencia de acceso a la red y la calidad de este acceso.
Estas coordenadas que en su intersección afectan los distintos modos de subjetivación de los usuarios en la red, poseen una generalidad que les es común. Este es su carácter normativo y contractual. Tal como se presentó en las etiquetas de escritura de las listas de discusión, los protocolos TCP/IP y la contratación de un servicio de conexión a Internet o ISP.
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sábado, 18 de julio de 2009
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